Mesa de juegos

Todo o casi todo lo relacionado conmigo y con los juegos de mesa. O el mundo de los juegos de mesa desde mi punto de vista.



jueves, enero 04, 2007

El último juego perdido (II)

Una vez allí me di cuenta de que todo había sido una tontería. Quiero decir, que si el objetivo de mi desplazamiento era determinar la veracidad del manuscrito estaba perdiendo el tiempo ya que sencillamente no dispongo de ningún conocimiento al respecto. No obstante, tras hacer esta reflexión me di cuenta de que también había sido una tontería pensar que pudiera ser falso pues no se puede encontrar interés alguno en que me intentara engañar, ya que lo único que le podría haber reportado hacer algo así sería el haber perdido horas y horas de tiempo.

El contenido del texto ya lo conocía por la correspondencia mantenida con anterioridad. Mi contacto mantenía que las reglas no estaban detalladas y que lo que existía era una descripción muy básica del juego, como queriendo explicar a grandes rasgos a que jugaban los esquimales pero sin interés en que fuera aprendido por otras personas. Yo, en cambio, no estaba en absoluto de acuerdo con este punto, pues en el manuscrito había dos páginas dedicadas al juego de "El 53" (con título y todo) y como expongo a continuación, aunque no nos era posible obtener una reconstrucción completa, había algunos detalles muy específicos de la mecánica que daban a entender los contario.
Quizás lo que sucedía es lo que muchos aficionados a los juegos ya sabemos y hemos padecido: ¡Qué difícil es escribir bien un reglamento! Y si para nosotros es díficil tampoco podemos esperar mucho de una persona que seguramente redactaba el primer reglamento de toda su vida.

A continuación detallo la parte del reglamento que consensuamos en aquel momento.

- El tablero consiste en una linea de 14 casillas.
- Cada jugador tiene 7 fichas.
- Al principio de la partida el tablero está vacío.
- La partida termina cuando el tablero está completamente lleno.
- Las fichas se mueven en un único sentido, ambos jugadores mueven en el mismo sentido.
- En cada turno, un jugador tiene la opción de introducir una ficha en el tablero o mover una que ya se encuentre en el.
- Cuando se introduce una ficha, se coloca en la primera casilla libre del tablero.
- Una ficha se mueve tantos espacios como el número de fichas que haya en el grupo de "fichas consecutivas" al que pertenece.

Interpreto que no hay capturas ya que la partida termina con todas las fichas en el tablero. También supongo que no puede haber varias fichas sobre una misma casilla y de la misma manera que no se puede mover a una casilla ocupada. Esto puede parecer que es suponer demasiado, porque se puede pensar en que las piezas capturadas salen del tablero y tienen que ser reintroducidas, pero la práctica ha demostrado que esto daría lugar a partidas eternas y por eso me permito descartarlo.

Lamentablemente no nos pareció que la condición de victoria estuviera nada clara. Tan solo se decía que: "El jugador que más haya avanzado sus fichas es el ganador."

Como el lector puede comprobar esto es muy confuso, pues opciones como: "Quién más avance una de sus fichas es el ganador", "Quién tenga sus x primeras fichas por delante de las x primeras fichas del oponente es el ganador" parecen razonables (aunque aprovecho para decir que en la práctica no son nada interesantes)

Yo, en casa, ya había trabajado mucho sobre esto y se me habían ocurrido condiciones de victoria de varios tipos algunas más divertidas que otras, hasta eché alguna que otra partida con mi contacto, pero que dudo que se correspondieran con las de verdad.

Por la emoción del encuentro y la decepción de no poder determinar al completo las reglas del juego nos despedimos con un sabor agridulce. Aquella noche, supongo que por lo vivido durante el día, casi no pude dormir. Estaba obsesionado con encontrar la condición de victoria. De dar tantas vueltas a la historia, empecé a pensar que a lo mejor mi contacto, aprovechándose de que no se noruego, había ocultado deliberadamente la última regla y que me había utilizado para descifrar las demás. ¡Tonto de mi! Si hubiera sido más listo podría haberme presentado aquel día por sorpresa con mi amigo Taral y haber tenido la garantía de conocer el contenido del texto al 100%. Pero claro quien iba a pensar el algo así.

Una vez de vuelta a casa, mi paranoica teoría de aquel día cobró más fuerza. Yo seguí investigando y escribiendo a mi contacto, pero desde que volví del viaje, y ya ha pasado casi medio año, no he obtenido de él ninguna señal de vida.

[continuará...]

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